Argentina: New High-Altitude, High-Precision Whites

Captivating. That’s the word for many of the white wines being produced in Argentina today. Precise fruit flavors, subtle herbal notes, expertly judged aging to produce varying degrees of concentration and ethereality, excellent freshness... each element is structured around a core of acidity, particularly among the more austere, saline incarnations. It might sound like we’re talking about Chablis, Vouvray or Sancerre. But no. We’re standing under the bright blue sky of Mendoza just a few miles from the glaciers that crown the Andes. Many of the more than 300 whites and sparkling wines I tasted this year hail from that landscape. I was familiar with most of them but encountered a few surprises along the way as well. To put it in a nutshell: the top scores went to Chardonnays and Sémillons, while a few sparkling blends of Pinot Noir and Chardonnay also knocked my socks off. In many cases their prices make them especially tempting in the current global market. But if you were to press me, I’d say that the real reason to try the best wines featured in this report is the simplest of them all: the sheer, unadulterated surprise of finding intense, original whites where you might least expect them, in the land of Malbec. MOUNTAIN CHARDONNAY The backbone of the vibrant wines of Argentina is also the backbone of the continent: the Andes mountain range, where one finds a mosaic of different heights and soil types that allow for the production of a range of styles. At a height of 5,000 feet in Mendoza, the average temperatures are those of a cool region such as Chablis, but the intensity of the solar radiation has almost the opposite effect. Handling this contrast is key, and the most precise whites reflect a job well done in that regard. “In such extreme conditions the work with the leaves must be very exact so they generate tunnels that allow for ventilation but also protect the bunches,” said Alejandro Vigil, the oenologist at Catena Zapata and the man responsible for Chardonnay White Bones & White Stones, a duo of whites that serve as benchmarks for producers across the region. “It’s technical, detailed stuff.” But the effort pays off in wines that genuinely reflect their landscape. The setting for what has become a vanguard of the top Argentine whites is essentially an imaginary 30-mile arc running across the Uco Valley, beginning at an altitude of 3,200 feet in the Geographic Indication of Los Chacayes, and up through Los Árboles, San Pablo and Gualtallary, to La Carrera at 6,200 feet. Here, Chardonnay is queen of the white grapes (accounting for 1,950 hectares of vines) although Sauvignon Blanc and Sémillon are also present, albeit in much smaller quantities. Except for a few planted lower down, 20 years ago these vineyards did not exist. “We’ve learned a lot about how to manage the vines in each place, because the soils, and rainfall, in San Pablo, are quite different from Gualtallary or Los Chacayes,” said Sebastián Zuccardi, the oenologist behind 2020 Fósil Chardonnay, one of the purest examples from what was generally a warm year. Many winemakers are speaking in similar terms, as can be seen in some of the wines in this report. The hot weather in 2020 forced a rapid harvest, and a bunch of Chardonnays (from this area and beyond) overdid it a little with the alcohol while a few achieved an ideal balance. Alejandro Sejanovich, winemaker of the 2019 Chardonnay Zaha, continued the theme: “Each sub-region has its own specific character. Gualtallary, for example, might seem like a cool region because of the altitude, but if the vines are planted in an area of sandy soils, the equation is inverted.” It’s the combination of in-depth knowledge of the regions, careful vine management and paying close attention to each and every detail that is driving mountain whites forward. Among the Chardonnays, the terroir is expressed with ever greater freshness, as we see in the intense 2019 Chardonnay Autóctono, the accessible 2020 Chardonnay Cadus Vista Flores Appellation and the meticulous 2018 Chardonnay Rutini Apartado, while some add a little salinity from their calcareous soils, such as the austere 2020 Chardonnay BenMarco, the modern 2019 Chardonnay Altaluvia and the skeletal but vibrant 2019 Buscado Vivo o Muerto La Verdad. -- Joaquín Hidalgo, Argentina: New High-Altitude, High-Precision Whites, June 2021 ------------------------------------------------------------------------------------------------------ Cautivantes. Esa es una buena definición para algunos de los vinos blancos que se están produciendo hoy en Argentina. Precisión de fruta, sutilezas herbales, crianzas calibradas a favor del vino abren un paladar entre concentrado y ágil, de gran frescura, en los que cada elemento se estructura en torno a la acidez, particularmente en los casos más austeros y salinos. Cualquiera podría pensar que hablamos de Chablis, Vouvray o Sancerre. Pero no. Estamos bajo el cielo luminoso de Mendoza a pocos kilómetros de los glaciares que coronan Los Andes. De ese paisaje hablan una parte de los más de 300 blancos y espumosos que caté este año, muchos de ellos viejos conocidos para mi, otros tantos ignotos. Puestos a sintetizar, sin embargo, Chardonnay y Sémillon alcanzan los máximos puntajes, mientras que ciertas burbujas de base Pinot Noir y Chardonnay resultan opciones fuera de serie. Los precios en muchos casos son tentadores como para arriesgarse a probarlos en el mar de vino mundial. Pero si me apuran, la verdadera razón para probar algunos de los mejores vinos de este reporte es sencilla: la sorpresa pura, casi naif de descubrir blancos intensos y singulares en el rincón menos pensado del mundo, la tierra del Malbec. CHARDONNAY DE MONTAÑA La columna vertebral para conseguir vinos vibrantes hoy en Argentina es también el espinazo que recorre el continente: la cordillera de Los Andes provee un mosaico de alturas y suelos que permite desarrollar diversidad de estilos. Si a 1500 metros sobre el nivel del mar en Mendoza las temperaturas promedio son las de una zona fría en el mundo –como en Chablis, por ejemplo– la intensidad del sol y la radiación apunta en la dirección opuesta. Manejar ese bólido es la clave y lo que ha permitido mayor precisión en los blancos. “En condiciones tan extremas el trabajo con las hojas debe ser muy fino para generar túneles de aireación que protejan al mismo tiempo los racimos”, dijo Alejandro Vigil, enólogo de Catena Zapata y autor de White Bones & White Stones Chardonnay, una dupla de blancos que sirvió de norte para los productores. “Es un trabajo técnico y de detalle”. El esfuerzo rinde frutos a la hora de revelar vinos de paisaje. El escenario sobre el que se desarrolla hoy una vanguardia de blancos es un arco imaginario que recorre el Valle de Uco, en Mendoza, desde los mil metros sobre el nivel del mar en donde parte la indicación geográfica Los Chacayes, ascendiendo por Los Árboles, San Pablo y Gualtallary, hasta los 1900 de La Carrera. Son 45 kilómetros en línea recta y oblicuos a la cordillera, donde reina el Chardonnay entre las uvas blancas (cubre unas 1950 hectáreas), aunque también hay Sauvignon Blanc y Sémillon en cantidades mucho menores. Salvo los viñedos de la parte más baja, el resto no estaban ahí hace 20 años. “Hemos aprendido mucho sobre todo del manejo de la viña en cada lugar, ya que no es lo mismo el suelo de San Pablo, ni su pluviometría, respecto de Gualtallary o Los Chacayes”, dijo Sebastián Zuccardi, enólogo de Fósil Chardonnay 2020, uno de los más puros ejemplares para una vendimia caliente. La suya es una opinión generalizada entre los viticultores, algo que se evidencia en algunos vinos de este reporte: mientras que la 2020 fue una vendimia a marcha forzada por el calor, un pelotón de Chardonnay acusan un kick etílico que da energía (dentro y fuera de esta área), mientras que una minoría consigue un balance y precisión ideal. Alejandro Sejanovich, autor de Zaha Chardonnay 2019, entre otros blancos atrevidos de este reporte, reflexionó en la misma línea: “Cada subzona tiene su especificidad. Gualtallary, por ejemplo, puede parecer una región fría por la altura pero si las viñas están plantadas sobre el sector de suelos arenosos, la ecuación se invierte”. Es la combinación de conocimiento de las regiones, manejo razonado de la viña y el ajuste en los detalles lo que hoy empuja los límites de los blancos de montaña. Sólo en Chardonnay, el carácter del terroir se manifiesta en mejores frescuras, como ofrecen el intenso Autóctono Chardonnay 2019, el accesible Cadus Chardonnay 2020 y el meticuloso Rutini Apartado Chardonnay 2018, algunos suman además una pizca salina proveniente de suelos calcáreos, como el austero BenMarco Chardonnay 2020, el moderno Altaluvia Chardonnay 2019 y el esquelético y vibrante Buscado Vivo o Muerto La Verdad 2019. -- Joaquín Hidalgo, Argentina: Nuevos Blancos de Montaña y Precisión, junio 2021 ------------------------------------------------------------------------------------------------------ To read Joaquín’s full report and learn about Sémillon and Argentina’s presence in the global sparkling market, check out the full article on Vinous now . Below is a selection of notes from the report. Para leer el reporte completo de Joaquín sobre la presencia Argentina en el mercado global de vinos espumosos, chequee el artículo completo en Vinous. Más abajo, una selección de notas extraídas del reporte.

Rutini Wines

Apartado Gran Chardonnay 2018

Delectable Wine
9.4

The 2018 Chardonnay Apartado Gran is made from grapes from Gualtallary and El Cepillo in the Uco Valley and was aged for 12 months in 50% new oak. Golden yellow in the glass. The initially shy nose is dominated by the aging process, offering hazelnuts and yeast before opening up into fine layers of apple and ginger cookie over a bed of butter and oak. Broad and creamy on the palate with mild concentration; vibrant freshness provides a counterpoint. The oak returns during the persistent finish, accompanied by notes of vanilla and yeast. (Joaquín Hidalgo, Vinous, June 2021)
— 3 years ago

Matias Riccitelli

Old Vines Patagonia Sémillon 2020

Delectable Wine
9.5

The 2020 Semillón Old Vines From Patagonia comes from Alle and Ingeniero Huergo and was fermented and aged in foudres for eight months. Golden in the glass. The nose is seductively clear: a drop of honey, beeswax, and dry damson mingle with sweet spice notes from the aging process. In the mouth it’s dry but broad, with a slow flow and firm acidity hiding behind a velvety texture that constricts toward the end, getting ever more light on its feet. The extremely languorous finish is the flavor of beeswax once the honey has been removed. (Joaquín Hidalgo, Vinous, June 2021) — 3 years ago

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Bodega Catena Zapata

White Bones Adrianna Vineyard Chardonnay 2019

Delectable Wine
9.6

The 2019 Chardonnay White Bones Adrianna Vineyard is from the eponymous vineyard in Tupungato and was aged for up to 16 months in used French barrels. Pale yellow with golden flecks. The intense aromatic profile is led by herbs such as basil and a crystal-clear lavender whiff, alongside cedar, vanilla and a backdrop of green apple. Broad and creamy on the palate but with a terse texture and superb freshness, this has an unctuous feel. White fruit aromas appear at the back of the mouth. Ending with a lovely, herbal finish, this is a wine inspired by Chablis but possessing a wild purity all its own. (Joaquín Hidalgo, Vinous, June 2021)
— 3 years ago